Libia y el Reino Unido: Una relación de amor-odio
A mucha gente le gusta imaginarse que de tal palo no sale tal astilla, contradiciendo lo que dice el famoso refrán pretenden hacernos creer que de un tirano opresor de los derechos fundamentales de sus ciudadanos puede surgir un vástago reformista y liberal que cambie todas las políticas llevadas a cabo por el padre. Nadie niega que esto pueda suceder pero no suele ser lo habitual y ejemplos recientes así lo demuestran. El caso del segundo hijo de Gadafi, Saif al Islam, es el paradigma de esto último demostrando como se puede pasar de la noche a la mañana de ser el sucesor liberal y reformista del régimen a amenazar a los manifestantes cuyos actos eran fruto de un «complot internacional». De repente toda esta imagen idílica de un personaje liberal y refinado hábilmente creada por Occidente se resquebrajaba volviendo a la cruda realidad. A Occidente siempre le ha interesado crear esa visión del mundo maniquea donde se distingue los que son de “nuestro” de bando de los que no lo son, esa visión infantil que se alimenta de conceptos como “el famoso eje de mal”[1] tan eficaz y tan dañino al mismo tiempo permiten justificar frente a la opinión pública prácticamente cualquier intervención siempre que sea contra los malos de turno.
De repente el Régimen de Gadafi al que tanto la CIA como los servicios secretos británicos del M16 ayudaron entre 2002 y 2004 proporcionando por ejemplo información detallada sobre el paradero de opositores libios exiliados en Reino Unido, pasó al bando de los “malos”. Con el Régimen cayó Saif al Islam, conocido por su talante liberal, que gozó de los favores de gran parte de la cúpula del Reino Unido tanto del Gobierno, especialmente el de Blair, como el de la casa real con su conocida amistad con el príncipe Andrés . Su imagen de liberal no es un simple producto mediático si no que se la fue labrando con gran esmero. Su vinculación con el Reino Unido comienza en 2002 año en que consigue ingresar en la LSE[2] (London School of Economics) para completar sus estudios en un Master de desarrollo internacional. Su llegada a la prestigiosa escuela no era su primera opción ya que previamente fue rechazado por la Universidad de Oxford por su dudosa capacidad intelectual para ingresar en esta Institución. Como denuncio el propio Profesor Fitzgerald, Jefe del Departamento de Desarrollo internacional de Oxford: “Había serias dudas dado que “no tenía ningún tipo de formación científica previa y su título universitario no alcanzaba los estándares de calidad exigidos”.[3] De esta forma no sucumbió a las presiones del ejecutivo de Blair por sus intereses económicos con el Gobierno de Gadafi.
saif al islam |
No contento con ello, admitió al hijo de Gadafi, Saif al Islam para iniciar un curso de doctorado. En su tesis ,que finalmente obtuvo en 2008 bajo escándalos de fraude y plagio, pregonaba su ardiente defensa de la democracia con enunciados como el siguiente,“ el problema del actual sistema de gobernación mundial es que muy poco democrático” o afirmando que su propósito era analizar “ como crear instituciones democráticas más justas centrándose en el importante papel de la Sociedad Civil”. Por último y como agradecimiento por “los servicios prestados” decidió donar en 2008 la cuantiosa suma de 1.5 Millones de Libras amparado en la fundación Gadafi de Desarrollo Internacional, supuestamente con el objetivo de fomentar la democracia global. El pago anunciado en un plazo de 5 años aún no se ha desembolsado en su totalidad. Recientemente uno de sus profesores durante sus 4 años en la LSE, David Held, lamentaba que el Saif que aparecía en los discursos en un tono tan violento nada tenía que ver con el que había conocido. “Era el dilema de Freud y Shakespeare, un hombre dividido entre la lealtad a su padre y sus creencias reformistas”.
Lo cierto es que con todos estos datos y las oscuras relaciones del Régimen Libio y de Saif al Islam en particular con el gobierno de Blair y el Reino Unido no son más que la punta del Iceberg. Por ellos muchos temen tras su detención el pasado mes de Noviembre que un hipotético juicio en la Corte Penal Internacional de la Haya sacaría a la luz mayores escándalos y pondría en tela de juicio la credibilidad de Tony Blair, uno de los Gobernantes que más prestigio tuvo durante la década de los 90.
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